Italia y la Mafia del aceite


OFENSIVA PARA ACABAR CON UN FRAUDE ALIMENTARIOLa italianización del aceite.Roma pondrá coto a la producción que se vende como autóctona y se elabora con olivas españolas, marroquís o tunecinas

La magistratura actuará contra un negocio de 5.000 millonesUna cadena de súper de Roma vende vinos de Castilla-La Mancha a 1,50 euros. A pesar del precio irrisorio, las botellas son de vidrio, llevan dos etiquetas, un tapón de corcho y se califican como denominación de origen.

En todos los súper se vende también aceite virgen de oliva, que en los establecimientos baratos cuesta entre tres y cuatro euros la botella y en los medios, entre cinco y seis; mientras que un aceite virgen y autóctono de verdad cuesta más de 10 euros.Los servicios técnicos de la embajada española y del núcleo antiestafa (NAS) de los carabineros han detectado en el aceite italiano moléculas y estructuras moleculares y organolépticas propias del español, tunecino y marroquí.

Tras años de torpezas normativas de la Unión Europea -subsidios al embotellamiento o a las plantas de olivo- y de denuncias de estafas a los consumidores, la magistratura ha tomado cartas en el asunto y abrirá un proceso contra el negocio de «la mafia del aceite».La definición es de StefanoMasini, responsable del territorio por la Coldiretti, una especie de sindicato de un millón y medio de agricultores autónomos, que son quienes mantienen alto el prestigio del made in Italy.El milagro del aceite italiano consiste en importarlo de otros países, confeccionarlo como local y venderlo en el mercado interior e internacional como propio. La policía de aduanas, que en Italia es de Hacienda, y el cuerpo forestal del Estado investigan a 10 de las principales aceiteras del país, como autoras del milagro. Italia consume en un año 700.000 toneladas de aceite, importa otras 470.000 de España, Grecia y Túnez y exporta 250.000.

Algo no cuadra, ya que las regiones de Apulia y Calabria ya producen por sí solas el 66% del aceite italiano.Camiones cisternaPara obtener la respuesta hay que viajar por ejemplo a Jaén y seguir alguno de los camiones cisterna que viajan hacia el noreste y paran en Liguria (Génova) o Apulia (Bari). O acercarse a los puertos de Túnez-inexplicable primer productor africano de aceite virgen--, donde embarcan las cisternas de aceite rumbo a Italia. Las leyes europeas permiten que Italia y España importen una cierta cantidad de aceite de Túnez y Marruecos, respectivamente, para mantener buenas relaciones.

Pero los productores italianos y españoles se niegan a enseñar las facturas de compra, que en realidad superan las toneladas permitidas.El resultado final es que todo el aceite posible de Europa y el norte de África viaja a Italia, donde se transforma en un producto que, siendo en apariencia local, adquiere un valor añadido para el mercado.El mecanismo funciona a través de sociedades que se controlan unas a otras, facturas inexplicables e importaciones «temporales» que se transforman en «definitivas».

El negocio, evaluado en 5.000 millones de euros, consiste en comprar el aceite de los demás a 0,23-0,25 céntimos por kilo (0,50 para el español) y venderlo elaborado a 3-5 euros en el súper. Una operación que el consumidor ignora, porque -otra torpeza europea y de los gobiernos nacionales y autonómicos— las etiquetas de las botellas, que deberían indicar la procedencia del aceite, resultan imposibles de leer. O simplemente no llevan la información. Con una lupa se consigue ver expresiones como «aceite mediterráneo», «aceite europeo» y «aceite comunitario», que puestas así no significan nada.Las autoridades de Roma informan de que el 80% del aceite virgen italiano está elaborado con olivas extranjeras y, siendo España el primer productor mundial de este producto, la mayor parte del aceite italiano habla castellano. Y no siempre es en realidad aceite virgen, por lo que tiene que ser tratado químicamente.Ninguna asociación olivarera o de consumidores españolas ha denunciado este hecho, que constituye una auténtica estafa comercial y probablemente comporte una importante evasión fiscal.Tal vez no sea una casualidad que algunas entre las aceiteras de marcas italianas más populares sean de propiedad formalmente española. O que algunos productores en España y algunos elaboradores en Italia sean los mismos o casi, como consta en el nuevo sumario judicial.Copi Paste: elperiodico.com

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